El comandante veneciano Bartolomeo d'Alviano, desprovisto de forma inesperada del apoyo francés, se replegó a la región de Véneto, perseguido de cerca por el ejército español, liderado por el virrey de Nápoles Ramón de Cardona.[3] Aunque los españoles fueron incapaces de conquistar Padua, penetraron profundamente en territorio veneciano, y en septiembre estaban a la vista de la misma Venecia.[3] El virrey Cardona intentó un bombardeo de la ciudad que resultó ser ineficaz en gran medida; entonces, no disponiendo de embarcaciones con las que cruzar la laguna, regresó a la Lombardía.[3] D'Alviano, que había sido reforzado con centenares de soldados y voluntarios reclutados entre la nobleza veneciana, así como cañones y otros suministros, tomó ahora la iniciativa y persiguió a las tropas de Cardona con la intención de no permitirles retirarse del Véneto.[1]
La batalla
La hueste veneciana acaudillada por Bartolomeo d'Alviano se enfrentó finalmente a la de Cardona a las afueras de Vicenza, una ciudad del noroeste de Italia, el 7 de octubre de 1513. La infantería alemana y española que capitaneaban Fernando de Ávalos, Jorge de Frundsberg y Prospero Colonna, bien posicionada y lista para la batalla, lanzó una fuerte carga contra los venecianos, causando miles de muertos y heridos –más de 4500 bajas– en sus filas.[2] Este fue un severo golpe que forzó el abandono del campo por el ejército de la Serenísima República, y en consecuencia su desbandada completa.[1]
A pesar de la sonada derrota veneciana, ambos contendientes continuaron manteniendo durante el resto del año y hasta el siguiente, escaramuzas en la región de Friuli-Venecia Julia, situada más al noroeste.[1]
Consecuencias
Aunque los españoles consiguieron una victoria decisiva, la Liga Santa no pudo sacar provecho de ella.[1] A la muerte el 1 de enero de 1515 del rey Luis XII de Francia, ascendió al trono Francisco I, quien asumió el título de duque de Milán en su coronación e inmediatamente se movilizó para reclamar sus posesiones italianas. Una fuerza suizo-pontificia se desplazó al norte de Milán para bloquear su paso por los pasos alpinos, pero Francisco evitó los pasos principales y marchó en su lugar a través del valle del Stura.[4] La vanguardia francesa sorprendió a la caballería milanesa en Villafranca d'Asti, tomando prisionero a Prospero Colonna,[2] y mientras tanto, Francisco y el cuerpo principal del ejército francés confrontaron a los suizos en la batalla de Marignano del 13 de septiembre.[5]