Los 633 km de costas (397 km continentales y 236 km insulares) están bañados por el mar de Liguria en el tramo centro-septentrional entre Carrara (junto a la desembocadura del torrente Parmignola, limítrofe con Liguria) y el golfo de Baratti;[2] y el mar Tirreno baña a su vez el tramo costero meridional entre el promontorio de Piombino y la desembocadura del Chiarone, en el territorio conocido como Maremma grossetana, que marca el límite con Lacio.[3]
La región de Toscana es una de las mayores y más importantes regiones italianas por su patrimonio artístico, histórico, económico, cultural y geográfico. Se halla en la zona central de Italia y es uno de los principales destinos turísticos del país.
Etimología
El nombre es antiquísimo y deriva del epónimo usado por los griegos y los latinos para definir la tierra habitada por los etruscos: «Etruria», que evolucionó luego a «Tuscia» y de ahí a «Toscana». Incluso los confines de la actual Toscana se corresponden con la línea máxima de la Etruria antigua, que comprendían incluso partes de las actuales regiones del Lacio y de Umbría, hasta el Tíber.
De forma más bien triangular y situada entre la parte septentrional del mar Tirreno y los Apeninos centrales, la Toscana tiene una superficie de aproximadamente 22 993 kilómetros cuadrados. Aunque rodeada y cruzada por las principales cadenas montañosas, dejando entre sí algunas escasas llanuras caracterizadas por ser muy fértiles, en la región abunda un relieve dominado por el paisaje ondulado que conforman las colinas.
El territorio toscano está poblado de colinas y montes: el Apenino está surcado por las cuencas de la Lunigiana, la Garfagnana, el Mugello y el Casentino. Las llanuras son escasas, costeras como la Versilia y la Maremma o aluviales como la llanura del Arno. En la costa se alternan largas playas (Versilia, zona de Cecina)y promontorios (Plombino, Argentario); las islas del archipiélago toscano pueden considerarse una prolongación de los relieves costeros.
Mientras que las montañas se extienden por el 25 % del área total, y las pocas llanuras solo un 8,4 % de su superficie, casi todas coincidiendo con el valle del río Arno, el conjunto suma un total de 1930 kilómetros cuadrados, de los que las colinas suponen dos tercios (66,5 %) de la superficie total de la región, que se extiende por 15 292 kilómetros cuadrados.
El clima, que es bastante suave en las zonas costeras, es más lluvioso y severo en el interior, con considerables fluctuaciones de temperatura entre el invierno y el verano[4] lo que da a la región un suelo que construye ciclo de helada-deshielo activo que es en parte responsable de que en el pasado fuera el almacén de cereales de la Antigua Roma.[5]
La época anterior a los etruscos en la región, a finales de las edades de Bronce y del Hierro es semejante a la de los primeros griegos,[7] los micénicos, de la que surgió después la civilización etrusca.[7] Los etruscos crearon la primera gran civilización en esta región, suficientemente grande para establecer una infraestructura de transporte, para implementar la agricultura y la minería y producir un arte vibrante.[8]
A finales del Neolítico (después del 1000 a. C.), el territorio entre el valle del Arno y el del Tíber estuvo poblado por los etruscos: pueblo misterioso, quizás de proveniencia oriental, cuya lengua preindoeuropea no ha sido aún descifrada completamente.
Entre el siglo VII y el siglo VI a. C., los etruscos extendieron su hegemonía a una parte de la Pianura Padana y de Córcega.
En el siglo V a. C., derrotados por los griegos y cartagineses, se retiraron dentro de sus fronteras tradicionales; finalmente (siglo IV a. C.) fueron vencidos y sometidos por Roma y desaparecieron.
Más tarde, los romanos dominaron Etruria, anexionándosela en el año 351 a. C., que pasó a ser una de las catorce regiones en que Augusto dividió Italia. Los romanos fundaron las ciudades de Lucca, Pisa, Siena y Florencia, y dotaron a la zona con nuevas tecnologías y desarrollo, y aseguraron la paz.[8] Entre sus logros están varias calzadas, que transformaron el aspecto de Italia en general y de Toscana en particular:
la vía Aurelia, que recorría la costa hasta el puerto de Pisa y la base naval de Guenua (Génova);
Estos nuevos caminos romanos evitaban cuidadosamente los grandes centros etruscos, cuya decadencia no tardó en seguir, mientras que las nuevas ciudades romanas cobraban importancia. Es el caso, por ejemplo, de "Pistoriae" (Pistoia), que, al principio, era solo una ciudad pequeña fortificada al borde de la vía Casia.
Después de la destrucción del reino lombardo por Carlomagno en el siglo VIII, se convirtió en un condado, el condado de Lucca. Luego fue un marquesado con Adalberto I en el siglo IX. En el siglo XI, el marquesado pasó a la familia Attoni de Canossa, quienes también tenían Módena, Reggio Emilia y Mantua. Matilde de Canossa fue su miembro más famoso. La muerte de Matilde de gota en el año 1115 marcó el final de una era en la política italiana. Legó sus posesiones al papado, lo que determinó el comienzo de una lucha entre el Papado y el Imperio por este territorio.
Con los francos, la región empezó a recuperarse; pero solamente a partir del siglo XII comenzó una auténtica mejoría económica y política, cuando Pisa estableció relaciones comerciales con el Oriente y Siena y Florencia emprendieron actividades industriales (textiles) y financieras (bancos).
La ruta de peregrinación por la Vía Francígena entre Roma y Francia llevó riqueza y desarrollo a la región en la Edad Media.[8] El conflicto entre los güelfos y gibelinos, facciones que apoyaban al Papado y al Sacro Imperio en el centro y el norte de Italia durante los siglos XII y XIII, dividieron al pueblo toscano.[8] Estos dos factores contribuyó al surgimiento e independencia de ricas comunidades medievales: Arezzo, Florencia, Lucca, Pisa y Siena.[8] Una familia que se benefició de la creciente riqueza de Florencia fueron los Médicis, que pasaron a gobernarla.
La economía de la región se mantuvo próspera hasta mediados del siglo XIV, cuando una desastrosa sucesión de carestía, peste y reveses financieros hicieron zozobrar a Florencia y a Siena.
En Florencia, en 1434, la Señoría de los Médicis sucedió al gobierno democrático (que en realidad era ya oligárquico). Cosme el Viejo y Lorenzo el Magnífico la convirtieron en la ciudad cultural de Italia, estabilizaron la economía y con ellos llegó a ser una potencia nacional.
En el siglo XVI, bajo Cosme I, la Señoría se transformó en Gran Ducado de Toscana, se conquistó Siena y se fundaron Academias y Universidades; solo la república de Lucca permaneció autónoma.
En el siglo XVI, el papa Clemente VII y Carlos V nombraron a Alejandro de Médicis como el primer gobernante formalmente hereditario. Siena no fue incorporada a Toscana hasta 1555. Con el apoyo del emperador, Cosme I de Médicis derrotó a los sieneses en la batalla de Marciano (1554) y asedió Siena. A pesar de la desesperada resistencia de sus habitantes, el 17 de abril de 1555, después de un asedio de quince meses, la ciudad cayó, su población había disminuido de 40.000 a 8000 personas. En 1559 Montalcino, el último reducto dela independencia sienesa, fue anexionada a los territorios de Cosme. En 1569 el papa Pío V lo elevó a la posición de gran duque de Toscana.
Los sucesores de Cosme no estuvieron a la altura de sus predecesores, se empobreció la economía del Estado y disminuyó el papel de Toscana en la política italiana.
Leopoldo de Habsburgo-Lorena gobernó Toscana entre 1765 y 1790, realizando diversas reformas ilustradas; también se convirtió en rey de romanos desde 1790 hasta 1792 a la muerte de su hermano José II. El Gran Ducado pasó entonces a Fernando III, quien fue depuesto por Napoleón Bonaparte en el año 1801, de manera que Toscana pudo entregarla a los duques borbones de Parma como una compensación por la pérdida de su ducado. Durante este breve período, el Gran Ducado de Toscana fue conocido como el Reino de Etruria. En 1814 volvió al poder Fernando III, pero bajo la influencia de los austriacos.
Con la revolución de 1848, el gran duque Leopoldo II dictó una constitución. No obstante, en 1849 se implantó una república y Leopoldo II abandonó el territorio. Lo ocupó de nuevo con fuerzas austríacas y este regreso al poder apoyado con fuerzas austriacas hizo que perdiera el apoyo popular. En las guerras de independencia italianas de los años 1850, Toscana fue transferida de Austria a la nación unificada de Italia. Leopoldo II abandonó definitivamente Toscana en el año 1859. Un plebiscito, promovido el 15 de marzo de 1860 por el Gobierno Provisional Toscano, decretó la anexión al Reino de Cerdeña regido por Víctor Manuel II y, de ahí, al naciente Reino de Italia.
Bajo Benito Mussolini, el territorio estuvo bajo el dominio del líder local del Partido Nacional Fascista, Dino Perrone Compagni. Tras la caída de Mussolini y el restablecimiento del Reino de Italia, la República Social Italiana fue establecida en las regiones septentrionales de Italia, con su frontera de facto en la Línea Gótica, una posición defensiva justo al norte de Florencia. Después del final de la República Social, y la transición de un Reino a la moderna República Italiana, Toscana nuevamente floreció como un centro cultural de Italia.
En consecuencia, las zonas menos densamente pobladas son aquellas en las que la actividad principal es la agricultura, a diferencia de las otras donde, a pesar de la presencia de un número de grandes complejos industriales, las principales actividades están relacionadas con el turismo y los servicios relacionados, junto con una plétora de pequeñas firmas en el cuero, el vidrio, el papel y los sectores del vestido.[4]
A partir de los años 1980, la región atrajo un intenso flujo de inmigrantes, en particular de China. Hay también una significativa comunidad de residentes británicos y estadounidenses. Para el año 2008, el ISTAT calculaba que 275 149 inmigrantes nacidos en el extranjero viven en la Toscana, lo que equivale al 7 % de la población regional total.
La capital de la Toscana, Florencia, es la localidad más poblada, con 369 745 habitantes (2010). Otras ciudades que superan los 50 000 habitantes son Prato (187 526 hab.), Livorno (160 884), Arezzo (99 812), Pistoia (90 265), Pisa (87 939), Lucca (84 826), Grosseto (81 216), Massa (70 947), Carrara (65 489), Viareggio (64 311), Siena (54 441) y Scandicci (50 215).
Aunque su importancia decae, la agricultura aún contribuye a la economía de la región. En las zonas de tierra adentro de la región se cultivan los cereales, las patatas, las aceitunas y las uvas usadas para elaborar vino. Las zonas pantanosas, bonificadas, producen actualmente hortalizas, arroz, tabaco, remolacha y girasoles.[4]
Industria
El sector industrial está dominado por la minería, dada la abundancia de recursos subterráneos. El subsuelo es relativamente rico en recursos minerales, con minas de oro, cobre, mercurio y minas de lignito, las famosas soffioni (fumarolas) en Larderello y vastas minas de mármol en Versilia. También tienen cierta importancia la industria química y farmacéutica, la industria del metal y del acero, el vidrio y la cerámica, así como el sector editorial. Áreas más pequeñas especializadas en la manufactura se encuentran tierra adentro: el cuero y el calzado en la parte suroeste de la Ciudad metropolitana de Florencia, la zona de plantas de invernadero en Pistoia, la cerámica y las industrias textiles en el área de Prato, motocicletas y motos en Pontedera, y el procesamiento de madera para la manufactura de los muebles de madera en la zona de Cascina. La industria pesada (minería, acero e ingeniería mecánica) se concentra a lo largo de la franja costera (zonas de Livorno y Pisa), donde también hay importantes industrias químicas. También debe destacarse la zona productora de mármol de Carrara y la industria del papel en Lucca.[4]
La industria textil y de la moda son pilares de la economía florentina. En el siglo XV, los florentinos estaban ya trabajando con telas de lujo como la lana y la seda. Hoy los grandes diseñadores en Europa usan la industria textil en Toscana y especialmente Florencia.
Turismo
Casi sin excepción, cada ciudad y pueblo de Toscana tiene una considerable belleza natural y arquitectónica. Hay una corriente continua de visitantes a lo largo del año. Como resultado de ello, los servicios y las actividades de distribución, que son tan importantes para la economía de la región, son particularmente diversas y altamente organizadas.[4]
El toscano es el dialecto italiano que menos se ha distanciado del latín y ha evolucionado de forma lineal y homogénea. El toscano es la base de la lengua italiana, adoptado por ser el dialecto en el que escribieron sus obras grandes autores italianos como Dante Alighieri, Francesco Petrarca, Giovanni Boccaccio o Nicolás Maquiavelo, que le confirieron la autoridad de ser la lengua literaria de la península itálica. Tras el proceso de unificación de Italia fue adoptado como lengua oficial, gracias a la teoría desarrollada por Alessandro Manzoni para la elección de la lengua para la escritura de su obra Los novios, una lengua «aclarada en las aguas del Arno».[10]
Los hablantes del dialecto toscano superan los tres millones, aunque cabe destacar que en la provincia de Massa-Carrara en lugar de este se habla el dialecto carrarés, clasificado entre los dialectos septentrionales del italiano.
El toscano es una mezcla de dialectos menores que presentan algunas diferencias que los distinguen entre ellos. A continuación se expone la subdivisión de los dialectos toscanos, dividida en septentrional, oriental, meridional y occidental. Dentro de los subdialectos toscanos se incluye el dialecto corso cismontano, hablado en la Córcega septentrional.
Toscana es conocida a nivel mundial por su gran riqueza de monumentos y obras de arte, así como por los conjuntos históricos de las ciudades de Florencia, Pisa, Siena y Lucca; menos conocidas para el público internacional resultan las ciudades de Arezzo, Grosseto, Pistoia y Prato y son prácticamente desconocidas para el turismo los monumentos de Livorno, Massa y Carrara.
Toscana ha sido a lo largo de la historia una región especialmente fecunda en el campo del arte. Civilizaciones como los etruscos y estilos artísticos como el Renacimiento tuvieron su origen en tierras toscanas. El actual territorio de la región cuenta con restos, yacimientos y testimonios de importancia de aquellas civilizaciones que la poblaron y de aquellos estilos artísticos que en ella se desarrollaron.
Las villas de los Médici son unos complejos arquitectónicos rurales que formaron parte de las posesiones de la familia Médici entre los siglos XV y XVII y que se encuentran en los alrededores de Florencia y en otros lugares de Toscana. Las villas eran palacios reales situados en la periferia de los terrenos administrados por los Médici, además de servir como centros de la actividad económica del área en la que estaban situadas.
Gastronomía
La simplicidad es un elemento central de la cocina toscana. Se usan legumbres, pan, queso, hortalizas, champiñones y fruta fresca. Se elabora aceite de oliva virgen extra con aceitunas de Moraiolo, Leccino y Frantoiano. La trufa blanca de San Miniato aparece en octubre y noviembre. También se recoge en esta región el hongo funghi porcini.
Carne de la mejor calidad procede del valle de Chiana, específicamente una ganadería conocida como Chianina usada para el bistec a la florentina(bistecca alla fiorentina), carne magra con hueso. La carne a la parrilla procede de Valdarno y del Mugello. También se produce carne de cerdo. Otras carnes destacadas son la trippa alla fiorentina, estofado en vino y el lampredotto, o el filetto alla griglia.
En cuanto a los postres, son famosos los cantucci de Prato, bizcochos o galletas de almendras duros que se remojan en vin santo, o el castagnaccio, elaborado con harina de castaña y piñones. La schiacciata alla fiorentina es un dulce típico del período de Carnaval, muy adecuado para fiestas infantiles, cuyos ingredientes principales son: naranjas y huevos.
En la tradición gastronómica toscana destacan sus vinos. El más famoso de ellos es, sin duda alguna, el Chianti, el más conocido internacionalmente. Actualmente, los vinos de Toscana se dividen en DOCG y 34 DOC, además de numerosas IGT, entre los que destacan algunas producciones de altísimo nivel, conocidas en el mundo enológico con el apelativo de supertoscanos.
El equipo de fútbol más exitoso de la Toscana es la Fiorentina, que ha disputado más de 70 temporadas en la Serie A de Italia. Ha conseguido dos títulos y cinco subcampeonatos de liga, seis Copas de Italia y un subcampeonato de Europa. Otros equipos de la región que han disputado la Serie A son el Livorno, Empoli, Pisa, Lucchese, Siena y Pistoiese.
↑Military (Discovery network) Channel documentary series: "Rome: Power and Glory", episode title: "The Grasp of an Empire", copyright desconocido, transmitido de nuevo 11-12:00 horas EDST, 2009-06-29.
↑Regione Toscana. «Parchi e aree protette»(en italiano). Archivado desde el original el 6 de noviembre de 2009. Consultado el 15 de septiembre de 2009.